LAS ADAPTACIONES SUBLIMINALES. TRES OBRAS MAESTRAS DE ALFRED HITCHCOCK
Carolina Sanabria.
Prólogo de Román Gubern
Entregó su corazón y su alma, sin olvidar nunca dónde nació ni a su familia. Ella entraba en un salón y hacía que todo el mundo se quedara sin aliento, tanto hombres como mujeres. Una vida de mujer que yo quisiera revivir un poco cada día, con amor y con respeto: la mujer más hermosa del mundo.